domingo, 7 de noviembre de 2010

Cambios en la Ortografía y García Márquez

La Real Academia Española ha anunciado cambios en la ortografía del español entre los que se señalan:
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La nueva Ortografía propone un solo nombre -"sin apellidos"- para cada letra: be para b; uve para v; doble uve para w; ye para y (en lugar de i griega).

- Ch y ll ya no son letras. Desde el siglo XIX, las combinaciones de letras ch y ll eran consideradas letras, pero ya en la Ortografía de 1999 pasaron a considerarse dígrafos, es decir, "signos ortográficos de dos letras". Sin embargo, tanto ch como ll permanecieron en la tabla del alfabeto. La nueva edición los suprime "formalmente". Así, las letras del abecedario pasan a ser 27.

- Solo en casa, ambiguo pero sin tilde. Hasta ahora, el acento gráfico indicaba la diferencia de uso
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A propósito de esta decisión, vale la pena recordar un texto de García Márquez en un discurso en 1997 y que puse en este blog hace más de un año....
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En ese sentido, me atrevería a sugerir ante esta sabia audiencia que simplifiquemos la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros. Humanicemos sus leyes, aprendamos de las lenguas indígenas a las que tanto debemos lo mucho que tienen todavía para enseñarnos y enriquecernos, asimilemos pronto y bien los neologismos técnicos y científicos antes de que se nos infiltren sin digerir, negociemos de buen corazón con los gerundios bárbaros, los ques endémicos, el dequeísmo parasitario, y devolvamos al subjuntivo presente el esplendor de sus esdrújulas: váyamos en vez de vayamos, cántemos en vez de cantemos, o el armonioso muéramos en vez del siniestro muramos. Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni confundirá revolver con revólver. ¿Y qué de nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos españoles nos trajeron como si fueran dos y siempre sobra una?

2 comentarios:

Gabriel Alberto Martínez Roa dijo...

Admito que es inútil, e incluso contraproducente, limitar la libre expresión del español hablado; aún y cuando el interlocutor es el protagonista de una novela,obra de teatro o poema. No obstante, no debemos perder de vista la enorme confusión que se siente cuando en un escrito formal se ha descuidado la gramática. Cuando el objetivo es comunicar ideas y compartir conocimiento, el lenguaje debe ser un vehículo y no un laberinto.

Aún más, mi tocayo mismo nos ha demostrado a todos las maravillas que se pueden crear con el uso ortodoxo del lenguaje. Sin demeritar claro, la belleza de las letras cuando éstas reflejan el más real uso del mismo.

Así, abusando un poco de la frase de Jesucristo: "Al Cesar lo que es del Cesar, y el Español ortodoxo, para lo que precisa del mismo".

Anónimo dijo...

sólo (solo) puedo decir que ahora la célebre y bella frase "solo está tan solo que no tiene acento" ya no tiene sentido...
Cesángari