martes, 29 de junio de 2010

Las Reservas Internacionales en México superan los 100 mmd

En días pasados, las Reservas Internacionales alcanzaron un máximo histórico al superar los 100 mil millones de dólares, lo que provocó diversas reacciones en los medios en el sentido de cuestionar si es mucho o poco, etc. Al menos recibí varias llamadas de la prensa para dar una opinión. En gran medida tengo la impresión de que no existe un conocimiento sobre las funciones de esta variable por lo que escribo algunas ideas sobre este tema.
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Las funciones que se le han asignado a las reservas internacionales han sido diversas. Durante la vigencia del patrón oro se argumentaba que los billetes en circulación en la economía deberían guardar una relación con el oro y divisas en poder del Banco Central, sugiriéndose que estas reservas representaran al menos un tercio de este circulante. También se ha vinculado su nivel con los flujos comerciales de un país. En particular, si ocurre un choque negativo en los términos de intercambio, tendríamos problemas de liquidez para hacer frente a las importaciones requeridas, por lo que las reservas podrían evitar esta situación. Otra función está vinculada al régimen cambiario existente. Si el tipo de cambio es fijo, el Banco Central tiene la obligación de validar la paridad prefijada y garantizar la convertibilidad. El punto central aquí es que esta paridad prefijada no siempre coincide con la de mercado. En épocas de alta incertidumbre e inestabilidad esta divergencia puede ser muy alta, por lo que la autoridad podría no estar en condiciones de hacer frente a la creciente demanda por dólares si no cuenta con reservas suficientes. El caso extremo es un ataque especulativo que generalmente lleva al agotamiento de las reservas y al abandono de la paridad fija. Si el tipo de cambio es flexible esta razón ya no es relevante, pero esto no quiere decir que no existan otras funciones. Considerando los crecientes flujos de capital internacional, las reservas permiten reducir la vulnerabilidad de una economía ante salidas intempestivas de capitales, previniendo crisis de liquidez al tiempo que mejoran las condiciones de financiamiento externo al constituirse en una señal positiva para los mercados reduciendo la prima de riesgo que tendríamos que pagar. A partir de estas diversas funciones puede determinarse el nivel óptimo de reservas, aunque este es un ejercicio sujeto a complejidades técnicas. A manera de referencia pueden utilizarse diversos indicadores como el monto de reservas como proporción de las importaciones anuales, o el monto requerido para cubrir cierto número de meses de importaciones, o un indicador vinculado al déficit en cuenta corriente o a los flujos de capital externo. En todo caso, es claro que no existe un número mágico y único para este monto óptimo de reservas.
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En este sentido, sería interesante que Banco de México hiciera público los criterios utilizados para determinar cual sería el nivel adecuado. En esta discusión también deben incluirse, junto con los beneficios de contar con reservas adecuadas, los costos que implica mantenerlas. Hay que recordar que no todos estos recursos están en bóveda del Banco Central, sino que se encuentran distribuidos entre diversos activos y como toda cartera de inversión conlleva a costos por administración, aunque probablemente el costo más importante sería el derivado del diferencial entre la tasa de interés interna y la externa. Finalmente, habría que mencionar que el manejo de estas reservas no está aislado de otras variables financieras y económicas. En particular, hay que recordar que la base monetaria, definida como la suma de billetes y monedas en poder del público y los depósitos de los bancos en Banco de México tienen como contrapartida por el lado de sus fuentes a las reservas internacionales, por lo que cambios en estas reservas afectan a la base monetaria, a menos que se realicen operaciones con el efecto contrario para contrarrestar el efecto inicial. Por ejemplo, si el Banco Central decide vender dólares de su reserva en el mercado cambiario, y en consecuencia comprar pesos, tendríamos como contrapartida una disminución en la base monetaria. Si suponemos que ninguna otra variable cambia, este movimiento es equivalente a una acción restrictiva de política monetaria. Evidentemente este es un ejemplo sencillo de texto, pero lo que quiero enfatizar en este caso es la estrecha relación entre la política monetaria y la decisión de variar las reservas. Estas consideraciones debieran estar presentes al momento de discutir y sugerir cualquier medida que implique utilizar nuestras reservas internacionales.

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