miércoles, 11 de noviembre de 2009

Apoyo al Sector Automotriz ¿Programa Chatarra?

Otro tema que debería merecer mayor estudio (trabajo fin de cursos, tesis, etc) es el referido al Programa de Renovación Vehicular (PRV) que lanzó el gobierno emulando a los programas en Estados Unidos (Cash-for-Clunkers, CFC) y Europa, que buscaban apoyar a sus sectores automotrices, fuertemente golpeados en esta crisis. Existe bastante información en relación al CFC, que resultó bastante exitoso respecto a lo que se esperaba. Incluso fue extendido por un periodo mayor, aunque una vez concluido éste ya no se realizó una nueva extensión. De acuerdo a las autoridades norteamericanas, en pocas semanas alrededor de 700 mil personas participaron y se estima que las ventas totales ascendieron a 690 unidades. Estimaciones preliminares sugieren que de este monto de ventas, aproximadamente 200 mil se hubieran realizado de todas formas y 50 mil son ventas retrasadas que se hubieran realizado en junio, por lo que el aumento neto en los meses de junio a agosto fue de 440 mil unidades. Si también se le reducen 110 mil unidades de ventas adelantas (estimadas) que ocurrirían entre septiembre y diciembre, tenemos que el aumento neto en ventas derivadas de este programa ascendió a 330 mil unidades. El costo del programa fue de 2.88 mil millones de dólares. Finalmente, considerando los datos sobre el comportamiento de la economía en el tercer trimestre de este año, que resultaron mejor a lo esperado, se ha enfatizado el comportamiento del consumo como una contribución importante en estos resultados, en particular el consumo de bienes durables, destacando el de automóviles. En este sentido parece haber cumplido una función contra cíclica. Es cierto que queda la duda de si estas ventas representaron en su mayoría adelantos de gastos futuros, por lo que este impulso se desvanecerá en los próximos meses y habrá que esperar para esta evaluación.
.
En el caso de México, en cambio, el PRV ha sido poco exitoso (por no decir un fracaso). El programa fue anunciado el 15 de julio pasado con una inversión estimada de 500 millones de pesos, para otorgar ayudas de 15 mil pesos para sustituir vehículos de más de 10 años y con un costo máximo de 160 mil pesos, aunque después parece que este tope se aumentó a 215 mil pesos. Al 30 de octubre se habían comercializado 3,267 unidades cuando se esperaba que fueran al menos 15 mil.
Independientemente de si existe una justificación técnica para apoyar a este sector, lo cierto es que los resultados que ha reportado la AMIA y AMDA sobre este sector para octubre, en donde indican una caída en ventas internas de un 18.5% no son nada buenos.
.
La pregunta sería ¿Por qué no funcionan los programas en México y sí en otros países?

5 comentarios:

Jorge dijo...

Yo creo que la otra pregunta relevante es: ¿cómo se evalúo el programa para que se aprobara y se pudiera llevar a cabo?

No podemos pretender que los agentes de nuestra economía reaccionen igual que los agentes de otras. Aquí las dotaciones que tienen y el sistema financiero mediante el cual llevan a cabo sus decisiones de mercado son otros.

Jorge Luis García
CIDE

Anónimo dijo...

profesor villagomez, existen datos respecto al costo del funcionamiento del programa?

Alejandro Villagomez dijo...

Anónimo, la verdad no se, se supone que la Secretaría de Economía debería de reportar esto en su página. Yo utlice información de un reporte sobre este programa que se publicutó en la prensa.

Antonio dijo...

Simple: no son adecuados, o en su caso correctamente implementados. Ese es el fracaso de todos los programas en México.
Por otro lado, los incentivos son distintos y las circunstancias también.

Unknown dijo...

Estos programas funcionan buscando modificar los incentivos que enfrentan los consumidores para inducir un comportamiento específico. En consecuencia, su éxito depende de una correcta evaluación del contexto económico en el que toma sus decisiones de consumo la población objetivo.

¿Por qué no funcionan en México programas exitosos en otros países? Una posible respuesta: no se ha logrado traducir a la realidad económica mexicana los componentes realmente efectivos de los programas.

Sergio Montero